Caminando de la mano de nuestra madre y Señora la Virgen María para sentir los latidos maternales de su corazón en este año 2022 y se hagan realidad las palabras del Salmo 66 “El Señor tenga piedad y nos bendiga”

Año marcado por la profundidad humana y cristiana ante una realidad que nos inquieta y cuestiona nuestra fe ante el momento presente. Un comienzo de año que nos impulsa a afrontar con seriedad, aplomo, osadía, valentía y no digamos con una fe inquebrantable. Pasar página ante la realidad pandémica que nos agita sería un error. Deseo que comencemos el nuevo año con voluntad de renovación ante un nuevo estilo que se nos ha impuesto en este año y medio pasado. La novedad de este nuevo año no nos vendrá de fuera. La novedad solo puede brotar de nuestro interior buscando la fuerza en el Señor por medio de una profunda y constante oración. Despertar en nuestro interior la paz con uno mismo, con Dios y con los demás, ejercitando las obras de misericordia con los que sufren. En Dios todo es comienzo y renovación. Cada año que se nos ofrece es un tiempo abierto a nuevas posibilidades y, en este caso, a desconcertantes realidades que hemos y seguiremos padeciendo por la palabra y realidad pandemia, que nos ha hecho reconocer de nuevo nuestra condición humana herida y vulnerable. Es un tiempo de gracia y salvación en el que nos invita a plantearnos lo bueno y desterrar aquello que nos impide crecer en gracia y humanismo. Es importante escuchar las preguntas que puedan brotar de nuestro interior. ¿Qué espero yo del nuevo año, marcado por la pandemia y tantos brotes? ¿Cómo afrontar los problemas creados por el Covid: desigualdades alarmantes, mientras un millón de personas ante esta situación se hacen más ricos 23 se hacen más pobres, complejidad del control social, la situación sanitaria desconcertante, la alterada y confrontación política en su grado de corrupción? No olvidemos que este momento enmarcado en el año 2022 nos reta a una seria y recia fe, a una profunda espiritualidad, y a embarcarnos en la grandeza de la esperanza cristiana. No podemos olvidar que el año será lo que cada uno aportemos desde un serio compromiso para cambiar lo que es urgente y quitar todo aquello que atenta contra la cultura y dignidad de una persona. Cada tiempo nuevo es una llamada al trabajo y a la esperanza. El tiempo y el momento presente nos retan a ver, discernir y trabajar en la bruma. Cristo se acerca a los hombres en los momentos más difíciles, pero lo hace de una manera disimulada, para no herir y para no atropellar la libertad de construir la propia historia. En estos momentos de bruma también aparece el Señor, pero después de haber trabajado nosotros toda la noche y no estar cruzados de brazos. Bracear sin el Señor es tarea inútil, es año machacado y perdido. Es tiempo para trabajar juntos, con espíritu de fraternidad. Cuando se trabaja en fraternidad se acierta con lo que quiere el Señor durante el año. Este año se nos pide ser creyentes de profunda oración (Trato personal con Cristo), de sincera fraternidad (Comunión eclesial), de auténtico y generoso trabajo ante las circunstancias acuciantes como es este mundo con su represiones, suicidios, violencia de género y la entrada silenciosa pero grave de un comunismo que ataca los grandes valores del ser humano y la cultura de la vida y los vientos huracanados que soplan de todas las partes, y de una firmeza y audaz esperanza que nos impulsa correr hasta la meta para que al final del camino de la vida María nos muestre al Señor.

Que María, la más auténtica creyente, nos ayude a vivir abiertos y disponibles ante las tempestades y calmas del año que hemos inaugurado.

Quiero compartir con vosotros esta reflexión: DOCE CAMPANADAS NUEVAS EN EL 2022 PARA NUESTRO CORAZÓN

1º. Agradece el pasado como don de Dios. . Vive el presente “el hoy” como esperanza y creatividad. 3º. Di “SI” al paso cercano de Dios por tu vida. . Confía, Dios te encomienda cosas grandes. . Valora lo pequeño, llegaros a lo grande. . Mira la vida con sencillez y amor. 7º. Ten paz interior y buen humor, para lo que pase. 8º. Perdona y pide perdón. . Haz algo por el otro y serás feliz. 10º. Atento, estate con el auricular puesto, Dios te habla cada día. 11º. Dios cuenta contigo, no le falles. 12º. Ama a Dios, ama la vida y ama al mundo del creador y que, Santa María, que como Madre, mejor me conoce me ayude a vivir en alegría y frescura de corazón este año 2022 para que bendigamos y demos gracias a Dios, en el cual te queremos presente y ante el cual se abran, se abran como siempre tantos temores y esperanzas.

¡Feliz Año 2022, Señor! ¡Feliz Año Nuevo Santa María! ¡Felices días nuevos, hermanos! Padre Rolando

 

 

Navidad 2021

SANTA Y HUMANA NAVIDAD

Navidad en tiempos difíciles y creyentes intrépidos para recuperar al Niño Dios.

El día de Navidad nace la Luz que ilumina nuestra vida y nuestro caminar, “el pueblo que caminaba entre tinieblas vio una luz grande” (Isaías 9:1). El Señor de la Vida nos muestra su Rostro para que podamos mirarlo y quedar iluminados, como se dice en el salmo 34: 6, a través de Jesús descubrimos la vida del Espíritu. Y la Palabra se hizo carne, “y acampó entre nosotros” (Juan 1: 14).

Hoy necesitamos más que nunca esa Luz porque la oscuridad de estos tiempos del S XXI ensombrece los corazones y los pasos del hombre de hoy. Los apagones de luz obstaculizan ver el Rostro del Dios que vino y que viene. Un mundo atrapado por un desconcierto político que nos lleva a la ruina económica, moral y humana, con sus neurosis de poder y tener, con leyes provocativas que atentan a la gravedad de la vida, y a la dignidad de la persona, y a la realidad de hombre y mujer. Un mundo donde no hay lugar para Dios “vino a los suyos y no lo recibieron” (Juan 1: 11); “y a los que le recibieron y les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios” (Juan 1: 12). Estas palabras alentadoras y esperanzadas que escucharon los pastores eran de ”gran alegría para todo el pueblo” (Lucas 2: 10).

Son unos pobres pastores, los únicos que están despiertos para escuchar la noticia. Dios es gratuito y acogido más fácilmente por los sencillos. Tienen razón los místicos cuando nos dicen que para acoger a Dios son necesarios tres pasos: vaciarnos, despojarnos y volvernos pobres. Tenemos cada vez más cosas más cosas para disfrutar, pero no deberán ocupar ni desplazar el lugar que corresponde a Dios. ¿Qué puede haber de verdad en estas fiestas tan estropeadas por interese consumistas y nuestra mediocridad? Son muchas las personas que les da igual creer que no creer, que Dios haya muerto o que haya nacido. No parecen necesitar a Dios.

La Navidad es siempre para los creyentes una llamada para renacer a la alegría, la esperanza, la solidaridad, la fraternidad y la confianza total en el Padre. Una fiesta mucho más honda y gozosa que todos los artilugios de nuestra sociedad de consumo. Los creyentes tenemos que recuperar de nuevo el corazón de esta fiesta desde el silencio. Navidad como María, contemplar desde el silencio e misterio de Dios, Amor que nos convoca a cambiar, a vivir para los otros, a construir en el mundo de nuevo el sacramento de la presencia de Dios que nos contagia su aliento. Un Dios que llega a los hombres para hacerse hermano nuestro. Es Cristo que llega a la historia del hombre, de todo hombre, de cada hombre. Es Cristo que llega al pesebre de Belén y a cada pesebre, a cada corazón. Alegría de Navidad, sólo posible si el corazón se reconoce pobre pesebre y se dispone a recibir al Dios Amor. Que por encima de la noche de las dificultades, crispaciones, resentimientos, hostilidades, apatías, gran crisis religiosa, y atormentados por el desconcierto de esta pandemia en sus diferentes rasgos que nos llevan cambiar el paso hacia Dios, hacia nosotros mismos y hacia los demás. Emprendamos, como los magos, el largo viaje de las responsabilidades personales y colectivas, sin dejarnos anestesiar por esta realidad política tan nefasta, para anunciar con obras y palabras el evangelio de la verdad y de la esperanza, con la atención total al espíritu de Dios, que suscita palabras y acciones capaces de encender la luz de los corazones que encontramos en nuestro camino.

Deseo que estas fiestas de Navidad sean de nuevo un hoy gozoso y un profundo encuentro con Jesús en el Belén de nuestra vida, con el mismo talante, alegría y sencillez de los pastores (Lucas 2: 8-20). Un encuentro que nos exige romper, dejar, y separar miedos, dificultades, seguridades, egoísmos y apatías, y que nos comprometa a contar lo que hemos visto y oído. Vivir la Navidad es descubrir en la profunda noche, cuando reinaba la más completa oscuridad, que el Señor ha sonreído sobre la tierra y su sonrisa ha resonado en mil ecos de paz. Él se ha hecho compañero de nuestro andar entre tropiezos y dolor. La Navidad es luz para proyectar en nuestro corazón y transmitir a los demás una imagen nueva de Dios.

 

Que María, nuestra Madre, doctora de la fe, de la esperanza y del Amor, camine junto a nosotros y sea vínculo de comunión eclesial.

Navidad cristiana y humana, con mi afecto y bendición

Padre Rolando.

 

Adviento 2021

 

 

 

 

 

 

 

Queridos fieles en Jesucristo bajo la mirada de nuestra Madre del Carmen:

Deseo que este tiempo del Adviento sea para todos un momento privilegiado, para celebrar y vivir el Evangelio de la Esperanza con audacia y optimismo en medio de las luces y sombras de nuestro mundo. La esperanza nos estimula a seguir caminando tras las huellas del Señor, junto a tantos hermanos y hermanas que buscan, como nosotros, “un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia…” (2° Pe 3,13). La esperanza cristiana se funda en la certeza de que Dios es fiel y no abandona a su pueblo y cumple sus promesas. Más aún, reconoce que en Jesucristo, el Señor de la historia, ha comenzado una historia nueva en que la muerte ha sido vencida y por ello ya no hay lugar para el pecado, el dolor y la injusticia (Hb 6,19-20). Así la esperanza cristiana nos estimula a no desalentarnos ante los retos y dificultades, a ser testigos de esperanza con una vida más evangélica y a buscar una vida más digna para todos, a luchar por la cultura de la vida. Para nosotros la esperanza tiene un nombre: JESUCRISTO, el Señor, “esperanza de la gloria” (Col 1,27). Con San Pablo, nos preguntamos: “¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo?, ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?… “ y también con San Pablo, nos respondemos: “ tengo la certeza de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor…” (Rm 8, 31, 38,39).

Este tiempo litúrgico nos urge “en novedad” a revivir el imperativo de las palabras del evangelista: “Estad atentos y vigilad “ ( Mc 13,33 ). Atentos ante una sociedad fría donde, al parecer, Dios ya no interesa. Vigilantes ante un mundo donde corremos el riesgo de pasarnos la vida entera embotados y adormecidos por mil intereses accidentales, extraños a nuestro ser, incapaces de despertarnos el sentido más profundo de nuestra vida. Vigilantes para abrirnos con humildad y coraje al misterio del Dios encarnado. Sólo Dios acogido de forma responsable en el fondo del corazón y firme esperanza como Isaías, puede transformar nuestras vidas y hacernos capaces de afrontar las inseguridades y miedos, de conocer la belleza, contemplar al otro, escuchar el grito del sufriente y ver más allá de nuestros intereses. Atentos para despojar nuestro ser de todo obstáculo que impida ver el rostro de Dios encarnado, viviendo así la verdadera conversión proclamada por el bautista y asumiendo la vida de manera más responsable. Vigilantes para abrir nuestro corazón a Dios con la misma docilidad de María, haciendo de nuestra vida “hágase en mí según tu palabra”. Desde estas realidades podemos acercarnos, un año más a la Cueva del amor y descubrir que Navidad es:

– Una revelación de quién es Dios, una revelación escandalosa y feliz (Lc 2,11)

– Una revelación de quién es el hombre, una revelación de esperanza (2° Cor 8,9). En ese Niño la aventura humana se llena de esperanza.

– Una revelación de la fuerza salvadora de Dios, una revelación desconcertante y provocadora. Nos ha salvado desde la Cueva y desde la Cruz (Hbr 2,18).

Que el Emmanuel se encuentre en este “hoy” con cada uno de nosotros. Que encuentre en nosotros la apertura al Espíritu y la disponibilidad que encontró en María.

Un saludo afectuoso de vuestro hermano en Cristo

Padre Rolando

 

Una bella y reflexiva historia de luces, sombras y esperanzas que han marcado 60 años de historia en un pueblecito de Cantabria, San Sebastián de Garabandal (Rionansa-Cantabria-España) y desde él ha iluminado rincones de varias partes del mundo.

LUCES: Una luz que va iluminando 60 años, en medio de las tinieblas que a veces cubren la historia. El dos de Julio de mil novecientos sesenta y uno la ESTRELLA celestial (María, Nuestra Madre) ilumina las montañas de San Sebastián de Garabandal y desde aquí tantos rincones de Cantabria, España y del mundo. La Virgen, la Madre de Cristo y Madre nuestra, vino a “prisa” a estos lugares para traernos a Cristo (Lc 1, 39-46). Se acercó para fortalecer nuestra fe, consolidar nuestra esperanza y fortalecer los lazos del amor. Fueron cuatro años largos con unas casi tres mil apariciones, donde se compartían éxtasis impactantes, marchas estáticas, caídas sobrecogedoras, objetos besados por la Virgen, y un sinfín de acontecimientos que reclamaban la mano divina, así como la comunión visible del Arcángel San Miguel a Conchita.

Estos sucesos suscitaban y suscitan en los peregrinos, el asombro y la expresión que tales acontecimientos provenían de Dios y del cielo. Este lugar, con sus hechos y acontecimientos, ha marcado la mente y el corazón de los Bastianos y de tantos peregrinos sobre todo los veinte años primeros. Cuatro niñas marcaron esta marcha en el misterio de lo humano y de lo divino, sus nombres son: Mari Cruz, Jacinta, Mari Loli y Conchita. . Creo que en la soledad y la oscuridad de la noche surgen patentes las figuras de las niñas, aquellos rosarios, aquellos objetos entregados para besar la Virgen, aquellos éxtasis, aquellos movimientos y caídas eran el “aprisa” de una Madre que viene a traernos a su Hijo con un mensaje de amor y de conversión. Todo lo que se diga de Garabandal hay que hacerlo desde el silencio, desde la oración y desde la mirada maternal de la Virgen. Es hora de hacer una “parada” después de estos sesenta años para hacer un análisis varias perspectivas: 1) Testimonio de los testigos del lugar y de tantos lugares que se acercaron y se acercan.2) Visión respetuosa y profunda de los hechos acaecidos, desde la realidad religiosa y desde el respeto y obediencia a la Iglesia. Cuantos peregrinos han sentido “algo especial” como ellos dicen. 3) Reconocer con objetividad y respeto los estudios eclesiásticos sobre el tema. 4) El Estudio distendido de médicos, personas de “estudio”, de reconocido prestigio. Desde estos aspectos diversos se pueden dar pasos desde la oficialidad de la Iglesia, y así, enmudecer a tanto vidente, profeta y predicadores “oportunistas” que se manifiestan “católicos” y que alteran el lugar y la comunión con la Iglesia y, cuyas opciones y modos de vida, no son compatibles ni cotizan en la bolsa de la fe ni en los réditos del amor maternal de la Virgen. La Santísima Trinidad nos invita a una santidad comunitaria y a una misión compartida. La fe sencilla y profunda de nuestra gente llama a este momento a la comunión (Ef 1,22) (1ª Cor 12,4-11). Nosotros estamos llamados a ser testigos en este siglo XXI. Sabemos que esto no es fácil por la complejidad de nuestro tiempo, pero no es poco contar con la certeza que el Espíritu nos acompaña y nos seguirá acompañando hasta el final de los tiempos. Ante estas apariciones lo importante es cumplir los mensajes: la Conversión y la Eucaristía.

 

SOMBRAS: También hay sombras que, aunque alguien quiera olvidar o enmudecer, sería un flaco favor a estos acontecimientos de tal calibre. Las sombras no tienen fuerza para ocultar las luces, sino para aumentar su luz. Las podemos enumerar para reflexionar con mayor exactitud:

  • Peregrinos desorientados y cuyas apariciones les alimentan una falta de religiosidad, desencarnada de la fe autentica y, a pesar de esto, a veces, provoca un rayo de luz en sus vidas.
  • Sacerdotes, religiosos que se amparan en estos lugares para justificarse y movilizar gentes entorno al citado lugar sin aunar la profundidad del lugar, queriendo formar grupos disidentes de la Iglesia , alterando la verdad del Evangelio.
  • Personas que a la luz de este fenómeno, montan sus propios negocios, olvidando que no se puede servir a Dios y al dinero perdiendo así su oportunidad salvífica.
  • Peregrinos que se dedican a “evangelizar” equivocando a las gentes de buena voluntad y con frecuencia destruyendo la comunión eclesial tan deseada por la Virgen, adoctrinando y mezclándolo todo.
  • Saturación de libros para ser más de lo mismo, sin olvidar que el libro “Se fue con prisas a la montaña” es un referente esencial.
  • Proliferación de grupos que a veces atentan contra los carismas de la Iglesia y que buscan sus protagonismos personales.
  • Confrontación de los distintos grupos y movimientos que afectan a la unidad eclesial y anuncio del Evangelio.
  • El afán y pataleo para que la Iglesia apruebe tales acontecimientos, como si de ello dependiera nuestra conversión. Ante este hecho nos preguntamos: qué hay detrás de todo esto?.
  • La cantidad de opiniones sobre el tema que desconciertan a veces y rompen la fortaleza de la comunión eclesial, que atentan a la unidad y a la objetividad de los hechos, ya que acaparan a grupos para evangelizarles a espaldas de la doctrina de la Iglesia.
  • Venta por internet del sitio ante el ambicionado milagro. Manipulación de grupos extranjeros por motivos “dudosos” con la figura de la Virgen.
  • Lo más preocupante es el “parto” desmesurado de tradicionalismos e integrismos recalcitrantes que eensombrece la mesa de la Eucaristía, la figura de la Virgen. Lo que Ella quiere es la comunión eclesial de sus hijos, superando toda diferencia y centrarnos en el AMOR de Cristo, y que estando unidos no entremos en críticas ni descalificaciones, sin olvidarnos de las palabra
  • s del Señor (Lucas 6, 36-39): “No juzguéis y no seréis juzgados….). Se corre el riesgo que cada grupo se forme su Dios a su estilo, su Virgen a su capricho, su Evangelio adulterado por sus gustos, y una Iglesia de los buenos y acertados. Esta es la sombra más preocupante para la Iglesia oficial y para la Iglesia local.

ESPERANZAS: La seguridad plena de que un día, tal vez no lejano, Dios será Dios y la Virgen será la Virgen, sin necesidad de nuestros pataleos interesados y sin molestarles con nuestras mentes dudosas y nuestras palabras desafortunadas. El trabajo callado, silencioso, orante y creyente de tantas personas que no meten ruido, no alteran, no tienen bolsillo: sólo corazón y fe. Personas que van por “libre” sin necesidad de montar grupos, movimientos, etc…., que viven en profundidad los mensajes de la Virgen. Todas aquellas personas (peregrinos) que vienen con sencillez y fe para encontrar respuesta a su fe, consuelo a sus cruces y preocupaciones, y se llenan del amor de la Virgen, viven un milagro personal. La plena esperanza es que un día, no muy lejano, se hagan realidad el aviso y milagro anunciados por la Virgen a Conchita. El segundo mensaje, para ser sinceros, se ha cumplido y se está cumpliendo provocando una seria cicatriz a la Iglesia, y solo nos dan fuerzas las palabras de Cristo: “Yo estoy con vosotros”, Él nos “calma” las tempestades que asolan el mundo y a la Iglesia. Debemos poner por obra el primer mensaje de la Virgen: CONVERSION, EUCARISTIA, PERO ANTES SER MUY BUENOS. Tenemos la plena esperanza de que este lugar sea un cenáculo de Pentecostés donde se brindan: la fraternidad, la oración junto con María, para que el Espíritu Santo ilumine este lugar y nuestro camino, fortalezca nuestros corazones para afrontar con libertad, valentía, aplomo y osadía los gozos y esperanzas, los dolores y pruebas de este valle de lágrimas. Podemos y debemos llamarla desde este lugar: ¡Virgen del Carmen de Garabandal nuestra esperanza! Deseamos que nosotros, peregrinos de la fe y de la esperanza, nos acerquemos a este lugar como espacio de oración, de fraternidad, de conversión, de Eucaristía bajo el impulso del Espíritu Santo. Este lugar no tiene propiedad, es de puertas abiertas, y solamente San Sebastián de Garabandal nos brinda por la historia y el tiempo a una Madre compartida. Esperamos que el estudio exhaustivo y serio de la Iglesia oficial se siga haciendo, como siempre, con talante firme y prudente de unos hechos, evitando que ningún obispo lo utilice para favorecer su prestigio personal.

Los 60 años de las Apariciones

¿ Garabandal ?

Madre, consuelo y esperanza nuestra.

A los 60 años de historia queremos darte gracias por tu visita a esta montaña de Judá, en San Sebastián de Garabandal (Rionansa – Cantabria – España), el 2-VII-1961, para traer a este lugar y al mundo a Jesucristo, fruto bendito de tu vientre y por Él un mensaje de amor y de conversión. Un bello y provocador suceso, espectacular y encuadrado entre lo humano y lo divino, que surgió hace 60 años en las montañas y aldeas de un sencillo pueblo, en la figura de cuatro niñas del pueblo, cuyos nombres son Conchita González ( 12 años ), Mari Cruz González ( 11 años ), Jacinta González (12 años ) y Mari Loli Mazón ( 12 años ). Este hecho extraordinario tiene como pórtico la aparición del Arcángel San Miguel el 18 – VI – 1961, quién las prepara para el epicentro y misterio de ese suceso, la aparición de la Virgen del 2 – VII – 1961, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, cuyas apariciones duran 5 años. Este hecho revoluciona el lugar, la comarca, España y varias partes del mundo. Se calcula una presencia como media anual de casi tres mil peregrinos al año de diferentes partes del mundo y diversos ambientes culturales. La iglesia oficial de la diócesis se moviliza ante tales fenómenos con diferentes equipos de estudio. Durante este tiempo han pasado por la diócesis varios obispos. El dictámen oficial de la iglesia es “no consta la sobrenaturalidad” de las supuestas apariciones; el “no consta” deja la puerta abierta a diferentes interpretaciones, que no dejan de ser eso, interpretaciones.

La riqueza de los éxtasis y apariciones cautivadoras, cifradas éstas en unas 3000 según los estudiosos, suscitan impacto e interés en tantas gentes dando lugar a numerosos estudios. Tal vez el libro más sencillo y claro es el del P. Pesquera: “Se fue con prisas a la montaña “. Se han escrito infinidad de libros, folletos y artículos sobre el tema, con diferentes finalidades que no vienen ahora al caso.

Ahora al llegar a esta etapa de 60 años, se impone la urgencia de revivir, refrescar y plantearnos con objetividad el análisis de tantos años y el motivo de este tiempo: LA VIRGEN. Podemos dividir este tiempo en tres apartados:

 

A) POSITIVO:

Un acontecimiento que revoluciona muchas partes del mundo y el testimonio veraz de los vecinos del pueblo, testigos reales de tales hechos a ello añadimos los testimonios de muchos peregrinos que durante esas fechas frecuentaron el lugar. Los “peregrinos” en su mayoría vienen buscando luz a su fe, consuelo y esperanza para sus vidas ante la figura de la VIRGEN, reclamando como hijos su auxilio, su misericordia y su refugio en aquellos momentos más favorables y en estos momentos turbulentos, diríamos en este valle de lágrimas. Al llegar, descargan sus “cruces” ante la Madre y al marchar las recogen de nuevo, pero pesan menos o no la encuentran ya. Algunos que vienen por curiosidad se llevan la mirada amorosa de la Virgen. Este es el panorama bello que se puede descubrir, a veces ensombrecido por comportamientos poco piadosos ni eclesiales. Se menciona como involucrados en estos hechos al Padre Pío y Pablo VI, todo esto se puede comprobar en los diferentes libros y revistas e internet.

B) NEGATIVO:

Otros que han llegado, de los cuales “algunos” se han afincado en el pueblo, convirtiendo el lugar en un polvorín o Babel, donde se mezclan las tendencias tradicionalistas, integrismos, confrontaciones serias que atentan contra la comunión eclesial, luchas de comportamientos ideológicos que alteran la serenidad de la paz del lugar y de la Iglesia, algún pobre diablo que se siente como vidente y protagonista de ilusiones personales y religiosas. Algunos han convertido el manto de la Virgen en una faldiquera para guardar los dólares y los euros, otros intentan hacer de dicho “manto” diferentes banderas de grupos de todo sistema poniendo en los labios de la Virgen lo que ella nunca diría, porque todo carisma en la Iglesia está al servicio de la Comunidad. Se vende, se compra, se acaparan inmuebles para el día del “milagro”. Se alquilan apartamentos por sórdida ganancia, se ofrece por internet sacos y tiendas de campaña para el día del “milagro”. En las redes sociales existen youtubes muy desalentadores sobre el tema de Garabandal y vienen obispos y sacerdotes excomulgados, personas ralladas que alborotan el espacio y se vuelven predicadores ambulantes. El “caché Garabandal” se cotiza y siempre surge algún mafioso. Pero esto es posible porque el demonio está allí donde está la Virgen. Debemos luchar para que el demonio no robe el corazón del hombre a Dios, no logre sacar el ser humano el corazón de Dios como lo hizo con Adán y Eva (Ge 3, 1-24). Las armas para vencer a este INDIVIDUO (demonio) son:

  • La Lectura y la meditación de la palabra de Dios clave de conversión que nos llena de la gracia del Espíritu Santo.
  • El Santo Rosario para encontrarnos con la Virgen, a quien el demonio odia especialmente.
  • La confesión sincera en el sacramento de la Penitencia.
  • La participación de la Santa Misa. (Todo ello es del Papa Francisco). En este apartado habría que reseñar una declaración un tanto confusa de una de las videntes Mª Cruz.

C) EXIGENCIAS APREMIANTES DE ESTE LUGAR CON SUS 60 AÑOS DE HISTORIA:

  1. Silencio interior que nos ayude a reflexionar y a encontrarnos con Jesucristo, fruto bendito del vientre de María, que sepamos dominar nuestra lengua para controlar todo nuestro ser (Santi 3, 5-6; 3,2). Se nos pedirá cuenta de toda palabra mala. Que nuestra “lengua” esté al servicio de la verdad y el amor (Mt. 12, 34-36). Solamente desde el silencio interior y exterior podemos recibir la fuerza del Espíritu Santo, que nos dé luz para discernir los signos de los tiempos, para estar vigilantes con audacia y aplomo permaneciendo firmes en la fe.
  2. No olvidar los dos mensajes de la Virgen a las niñas y al mundo, a nosotros y a todos, no solo a cardenales, obispos y sacerdotes… no, no, a TODOS (18 de octubre de 1961 y 18 de junio de 1965). Y lo más importante es ir a la Eucaristía pero antes ser muy buenos. Los mensajes en Garabandal en toda su realidad y seriedad material nos invita a la CONVERSIÓN Y LA EUCARISTÍA. No olvidemos y perdamos de vista que “Garabandal” es un grito a la Conversión, pero una conversión que toque el corazón y nos haga decir las palabras del Salmo 51: “ Oh Dios crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme”. Los dos sacramentos de Garabandal, como cualquier aparición admitida de la iglesia, son el sacramento de la Confesión y el sacramento de la Eucaristía. Ella, como Madre quiere que estemos limpios y alimentados. Un sacramento de la confesión que no sea un maquillaje para quitar arrugas del corazón, sino un sacramento que mira nuestra alma para encontrarnos con Dios Padre, con nosotros mismos y con los otros. Y el sacramento de la Eucaristía, lo recibimos como Pan de Vida y de Eternidad, para transformar nuestra vida y que nuestro mundo sea más humano y más de Dios. Debemos cuidar los detalles pero ir a la profundidad del sacramento. Estos sacramentos nos impulsan a ser sarmientos unidos a la vid que es Cristo, nos ayudan a ser Comunidad, Parroquia e Iglesia universal. Que no andemos merodeando diferentes parroquias para encontrar la Eucaristía como refugio de nuestros caprichos religiosos que nada tienen que ver con la seriedad de la Eucaristía.
  3. Garabandal nos urge a hacer del lugar de las “supuestas” apariciones una casa de fraternidad, donde nos sintamos hermanos bajo el manto de la Madre. Hacer de este lugar un Pentecostés constante donde, desde la fraternidad, la oración y María recibamos la fuerza del Espíritu Santo para ser testigos de palabra y de obra de Jesucristo Resucitado, fruto bendito de María ( Hch. 2, 1-13 ). Que el Espíritu Santo nos conceda la gracia de leer y releer las Escrituras para hacer memoria activa, amorosa y actuante de los sucesos de Cristo.
  4. Garabandal nos impulsa para hacer del lugar una escuela de oración con un corazón noble y generoso, contrito y humillado. Que no sea un recinto de espectáculos y de “dimes y diretes” sutiles que nos impiden crecer como cristianos y como personas. Qué María sea la Estrella de la nueva Evangelización, para que sepamos leer y vivir como Ella la Palabra que nos salva (Jn.2, 5). Que sea María la gran doctora que nos ayuda a leer y vivir la verdad del Evangelio, cuyo Evangelio debemos llevar en el bolsillo de la vida, haciendo de él norma de vida dejando a un lado los posibles maestrillos de turno.
  5. Garabandal nos lanza a hacer del lugar un taller donde trabajemos por crecer en fe, esperanza y amor (Lc.2, 5). Un taller donde trabajemos por no adulterar la figura de Cristo y la figura de María, el Evangelio y nuestra Iglesia. Que no se repitan las duras palabras de Jesucristo cuando entró en el templo de Jerusalén: “No convirtáis la casa de mi Padre en cueva de ladrones” (Juan 12, 5-6). No convirtamos este lugar de Garabandal en un mercadillo de todo a cien, sino en un espacio donde la verdad de María no se presta a especulaciones e ideologías, sino es una LUZ que nos guía hacia la Eternidad.
  6. Garabandal es una llamada a ser LA IGLESIA DE CRISTO, no la que nos inventamos como si fuese un bazar de oportunidades. Una iglesia que nos exige la fraternidad, no podemos celebrar la Eucaristía bajo la mirada de la Virgen y estar enfrentados por ideas, integrismos, euros y otros factores que nos puedan descolocar. Una iglesia que nos reclama nuestra pertenencia y no buscar iglesias de refugio o capricho. Cuando rechazamos a nuestros pastores- servidores, comenzando por el Santo Padre de turno, hoy Papa Francisco, estamos desfigurando el rostro de Cristo, de María, nuestra Madre y de la Iglesia. Debemos asumir desde el amor y la oración sincera las debilidades de nuestra madre la Iglesia comprendiendo que Cristo es el fruto bendito de tu vientre María.
  7. Garabandal es una luz de fe, esperanza y amor que nos invita a la paciente esperanza. Si decimos que Garabandal sólo Dios lo sabe, por qué esa insistencia a que la Iglesia lo apruebe, pues solamente nos resta dejar a Dios que sea Dios y a la Virgen que sea la Virgen. Corre el peligro que detrás de esta ofuscación de que la Iglesia lo apruebe se escondan otros intereses que respondan a ideologías y bolsillos. Decir que es un torrente, pues dejar que ya Dios y la Virgen domen la fuerza a ese torrente. Y una pregunta, ¿por qué hay personas y grupos que reclaman y piden que la iglesia oficial lo apruebe?, (¿qué se esconde detrás de ese deseo?, personalismos, ideologías, conquistar metas, dineros, negocios…). No es el momento del pataleo. Podemos aburrir a la Virgen. Nuestra Iglesia oficial hace años, habla de “supuestas apariciones” y que “no consta” palabra que se presta a muchas interpretaciones. Respetemos y seamos prudentes.

Si la Iglesia lo aprobase, ¿tú vas a ser mejor?. Conviértete ahora y no esperes más tiempo.

La finalidad de esta larga reflexión tiene como motivo el poner en orden una realidad en estudio que nos esclarezca el momento y tranquilice el lugar y a los peregrinos. Dejemos que La Virgen nos siga repitiendo aquellas palabras de las bodas de Caná: “Haced lo que Él os diga” (Juan 2, 1-11), que nos llenarán de amor, esperanza y verdad nuestras vidas.

  1. Como colofón me permito invitarles a una reflexión sincera y profunda de una cita evangélica de Mt 6, 24-34: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas“. (En terminos coloquiales no podemos servir a Dios y al dinero-a la Virgen y al dinero). Que esta frase evangélica despierte en nuestro corazón y nuestros comportamientos en este momento tan desconcertante. Gracias por vuestra comprensión.

 

 

Con mi afecto y bendición. El padre Rolando.