Una bella y reflexiva historia de luces, sombras y esperanzas que han marcado 60 años de historia en un pueblecito de Cantabria, San Sebastián de Garabandal (Rionansa-Cantabria-España) y desde él ha iluminado rincones de varias partes del mundo.

LUCES: Una luz que va iluminando 60 años, en medio de las tinieblas que a veces cubren la historia. El dos de Julio de mil novecientos sesenta y uno la ESTRELLA celestial (María, Nuestra Madre) ilumina las montañas de San Sebastián de Garabandal y desde aquí tantos rincones de Cantabria, España y del mundo. La Virgen, la Madre de Cristo y Madre nuestra, vino a “prisa” a estos lugares para traernos a Cristo (Lc 1, 39-46). Se acercó para fortalecer nuestra fe, consolidar nuestra esperanza y fortalecer los lazos del amor. Fueron cuatro años largos con unas casi tres mil apariciones, donde se compartían éxtasis impactantes, marchas estáticas, caídas sobrecogedoras, objetos besados por la Virgen, y un sinfín de acontecimientos que reclamaban la mano divina, así como la comunión visible del Arcángel San Miguel a Conchita.

Estos sucesos suscitaban y suscitan en los peregrinos, el asombro y la expresión que tales acontecimientos provenían de Dios y del cielo. Este lugar, con sus hechos y acontecimientos, ha marcado la mente y el corazón de los Bastianos y de tantos peregrinos sobre todo los veinte años primeros. Cuatro niñas marcaron esta marcha en el misterio de lo humano y de lo divino, sus nombres son: Mari Cruz, Jacinta, Mari Loli y Conchita. . Creo que en la soledad y la oscuridad de la noche surgen patentes las figuras de las niñas, aquellos rosarios, aquellos objetos entregados para besar la Virgen, aquellos éxtasis, aquellos movimientos y caídas eran el “aprisa” de una Madre que viene a traernos a su Hijo con un mensaje de amor y de conversión. Todo lo que se diga de Garabandal hay que hacerlo desde el silencio, desde la oración y desde la mirada maternal de la Virgen. Es hora de hacer una “parada” después de estos sesenta años para hacer un análisis varias perspectivas: 1) Testimonio de los testigos del lugar y de tantos lugares que se acercaron y se acercan.2) Visión respetuosa y profunda de los hechos acaecidos, desde la realidad religiosa y desde el respeto y obediencia a la Iglesia. Cuantos peregrinos han sentido “algo especial” como ellos dicen. 3) Reconocer con objetividad y respeto los estudios eclesiásticos sobre el tema. 4) El Estudio distendido de médicos, personas de “estudio”, de reconocido prestigio. Desde estos aspectos diversos se pueden dar pasos desde la oficialidad de la Iglesia, y así, enmudecer a tanto vidente, profeta y predicadores “oportunistas” que se manifiestan “católicos” y que alteran el lugar y la comunión con la Iglesia y, cuyas opciones y modos de vida, no son compatibles ni cotizan en la bolsa de la fe ni en los réditos del amor maternal de la Virgen. La Santísima Trinidad nos invita a una santidad comunitaria y a una misión compartida. La fe sencilla y profunda de nuestra gente llama a este momento a la comunión (Ef 1,22) (1ª Cor 12,4-11). Nosotros estamos llamados a ser testigos en este siglo XXI. Sabemos que esto no es fácil por la complejidad de nuestro tiempo, pero no es poco contar con la certeza que el Espíritu nos acompaña y nos seguirá acompañando hasta el final de los tiempos. Ante estas apariciones lo importante es cumplir los mensajes: la Conversión y la Eucaristía.

 

SOMBRAS: También hay sombras que, aunque alguien quiera olvidar o enmudecer, sería un flaco favor a estos acontecimientos de tal calibre. Las sombras no tienen fuerza para ocultar las luces, sino para aumentar su luz. Las podemos enumerar para reflexionar con mayor exactitud:

  • Peregrinos desorientados y cuyas apariciones les alimentan una falta de religiosidad, desencarnada de la fe autentica y, a pesar de esto, a veces, provoca un rayo de luz en sus vidas.
  • Sacerdotes, religiosos que se amparan en estos lugares para justificarse y movilizar gentes entorno al citado lugar sin aunar la profundidad del lugar, queriendo formar grupos disidentes de la Iglesia , alterando la verdad del Evangelio.
  • Personas que a la luz de este fenómeno, montan sus propios negocios, olvidando que no se puede servir a Dios y al dinero perdiendo así su oportunidad salvífica.
  • Peregrinos que se dedican a “evangelizar” equivocando a las gentes de buena voluntad y con frecuencia destruyendo la comunión eclesial tan deseada por la Virgen, adoctrinando y mezclándolo todo.
  • Saturación de libros para ser más de lo mismo, sin olvidar que el libro “Se fue con prisas a la montaña” es un referente esencial.
  • Proliferación de grupos que a veces atentan contra los carismas de la Iglesia y que buscan sus protagonismos personales.
  • Confrontación de los distintos grupos y movimientos que afectan a la unidad eclesial y anuncio del Evangelio.
  • El afán y pataleo para que la Iglesia apruebe tales acontecimientos, como si de ello dependiera nuestra conversión. Ante este hecho nos preguntamos: qué hay detrás de todo esto?.
  • La cantidad de opiniones sobre el tema que desconciertan a veces y rompen la fortaleza de la comunión eclesial, que atentan a la unidad y a la objetividad de los hechos, ya que acaparan a grupos para evangelizarles a espaldas de la doctrina de la Iglesia.
  • Venta por internet del sitio ante el ambicionado milagro. Manipulación de grupos extranjeros por motivos “dudosos” con la figura de la Virgen.
  • Lo más preocupante es el “parto” desmesurado de tradicionalismos e integrismos recalcitrantes que eensombrece la mesa de la Eucaristía, la figura de la Virgen. Lo que Ella quiere es la comunión eclesial de sus hijos, superando toda diferencia y centrarnos en el AMOR de Cristo, y que estando unidos no entremos en críticas ni descalificaciones, sin olvidarnos de las palabra
  • s del Señor (Lucas 6, 36-39): “No juzguéis y no seréis juzgados….). Se corre el riesgo que cada grupo se forme su Dios a su estilo, su Virgen a su capricho, su Evangelio adulterado por sus gustos, y una Iglesia de los buenos y acertados. Esta es la sombra más preocupante para la Iglesia oficial y para la Iglesia local.

ESPERANZAS: La seguridad plena de que un día, tal vez no lejano, Dios será Dios y la Virgen será la Virgen, sin necesidad de nuestros pataleos interesados y sin molestarles con nuestras mentes dudosas y nuestras palabras desafortunadas. El trabajo callado, silencioso, orante y creyente de tantas personas que no meten ruido, no alteran, no tienen bolsillo: sólo corazón y fe. Personas que van por “libre” sin necesidad de montar grupos, movimientos, etc…., que viven en profundidad los mensajes de la Virgen. Todas aquellas personas (peregrinos) que vienen con sencillez y fe para encontrar respuesta a su fe, consuelo a sus cruces y preocupaciones, y se llenan del amor de la Virgen, viven un milagro personal. La plena esperanza es que un día, no muy lejano, se hagan realidad el aviso y milagro anunciados por la Virgen a Conchita. El segundo mensaje, para ser sinceros, se ha cumplido y se está cumpliendo provocando una seria cicatriz a la Iglesia, y solo nos dan fuerzas las palabras de Cristo: “Yo estoy con vosotros”, Él nos “calma” las tempestades que asolan el mundo y a la Iglesia. Debemos poner por obra el primer mensaje de la Virgen: CONVERSION, EUCARISTIA, PERO ANTES SER MUY BUENOS. Tenemos la plena esperanza de que este lugar sea un cenáculo de Pentecostés donde se brindan: la fraternidad, la oración junto con María, para que el Espíritu Santo ilumine este lugar y nuestro camino, fortalezca nuestros corazones para afrontar con libertad, valentía, aplomo y osadía los gozos y esperanzas, los dolores y pruebas de este valle de lágrimas. Podemos y debemos llamarla desde este lugar: ¡Virgen del Carmen de Garabandal nuestra esperanza! Deseamos que nosotros, peregrinos de la fe y de la esperanza, nos acerquemos a este lugar como espacio de oración, de fraternidad, de conversión, de Eucaristía bajo el impulso del Espíritu Santo. Este lugar no tiene propiedad, es de puertas abiertas, y solamente San Sebastián de Garabandal nos brinda por la historia y el tiempo a una Madre compartida. Esperamos que el estudio exhaustivo y serio de la Iglesia oficial se siga haciendo, como siempre, con talante firme y prudente de unos hechos, evitando que ningún obispo lo utilice para favorecer su prestigio personal.