Pregon Pascual

PASCUA DE GOZOSA Y PACIENTE ESPERANZA que nos lleva al Sepulcro vacío con la piedra quitada, y nos impulsa a compartir en nuestra GALILEA que JESUCRISTO VIVE (03-04-2021)

Queridos hermanos y hermanas:

Un año mas celebramos el centro de nuestra fe y el fundamento de nuestra esperanza: LA RESURECCIÓN DE JESUCRISTO. El momento es apremiante y la oscuridad del tiempo es doloroso: pandemia, vacuna, cinismo y corrupción política, el comunismo se asoma solapadamente a nuestra sociedad en plan de ataque ante los grandes valores de la dignidad y libertad de toda persona. El momento actual es como el paraguas del miedo que nos paraliza para salir de él y vivir nuestras libertades y nuestros derechos adormecidos. Nuestro padre, el mundo político, nos anestesia y adormece con la finalidad de cambiar nuestras formas de ser, pensar y sentir por la vida.

Por eso es urgente celebrar LA PASCUA como tiempo gozoso para reavivar la dignidad de la fe (Lc 1,45; Mt 15,28). Consolidar la firmeza de la esperanza (Jn 14, 1-4) cuando se cree que todo está perdido, olvidando que Él camina con nosotros ante las dudas e incertidumbres como hizo con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-25). La Pascua es una llamada a la urgencia del amor (Jn 13,34-35) en un mundo globalizado donde cada uno camina en solitario con la mirada indiferente ante el hermano perdido al borde del camino (Lc 10,25-37). Es tiempo para reafirmar en novedad constante la verdad de Dios y la verdad del hombre. La verdad de Dios es Jesucristo (Jn 3, 16-19), y la verdad del hombre es Jesucristo (Hb 4,15), es tiempo para experimentar la plenitud del amor de Dios en Jesucristo y la dignidad del hombre por Jesucristo. Cada Pascua es impulso y urgencia a mirar el futuro con esperanza y la razón de ella (1 Pe 3,15), cuya esperanza genera una manera nueva de estar en la vida y afrontar el reto urgente de nuestro tiempo con optimismo, aplomo, osadía y coraje dentro de la casa de la Misericordia. Esta esperanza tiene un nombre: JESUCRISTO y se funda en un hecho que revoluciona y transforma la historia del tiempo: SU RESURRECCIÓN (1Tim 1,1). Cada Pascua debe ser un “Hoy” que reaviva y alienta el seguimiento, la ilusión, la fraternidad y la perseverancia, para de este modo romper miedos, tensiones y desencantos que puedan paralizar nuestra marcha mirando al encuentro del Resucitado.

Cimentados y enraizados en Jesucristo (Col 2,6) demos razón de nuestra esperanza (1Pe: 3,15), en medio de esta sociedad aturdida, desconcertada y debilitada en los grandes valores, tan necesaria que está de esperanza ante el miedo, desconcierto y anestesiada por la realidad política, social, humana y a veces religiosa. Nuestra etiqueta de cristianos BRILLARÁ por la manera de enfrentarnos a la vida desde la esperanza recia y paciente en Cristo. Esta esperanza cristiana se construye día a día “enraizando “la vida en el Resucitado. Ahí está su verdadero secreto.

Que la Virgen María, nuestra Madre (Jn 19, 26-27), mujer de la Encarnación (Lc 2,5), mujer de la Eucaristía (Mt 26, 26-27), mujer de la Cruz (Jn 19,25), mujer de la Esperanza y de la Iglesia (Hch 1, 13-14), comparta nuestra Pascua 2021, y un día la Pascua sin fecha, y nos enseñe a releer sencillamente el Evangelio de Jesucristo, su Hijo, y a traducirlo en la vida con toda sus revolucionarias y comprometidas consecuencias, manifestadas en el espíritu radical de las Bienaventuranzas. Que Ella, regalo pascual al mundo y a la iglesia, nos impulse a renovar nuestra interioridad día a día (2 Cor 4,16). Que Ella, Reina y Madre de Misericordia urja a sus hijos a caminar como hombres y mujeres libres de todo miedo y anestesia política y social y el corazón samaritano ante tantas historias en el camino de la vida y del covid. En la oscuridad de este momento empuñemos el Santo Rosario como el antídoto único y eficaz para el virus en sus distintas facetas y digamos, sintamos y vivamos la siempre benditas y esperanzadas palabras: “ y después de este destierro muéstranos a Jesús fruto bendito de tu vientre”.

Un abrazo y oración P. Rolando